Me llamo Ton Fumadó Badia. Nací en Barcelona el 28 de agosto de 2005.
Desde pequeño he sido un niño con una gran imaginación y siempre he sentido la necesidad de expresar quién soy a través de aquello que más me fascina: el cine, la interpretación, la música y el diseño.
Me mueve la voluntad de contar historias con un estilo propio, con mi personalidad disruptiva y con las ganas de romper con lo establecido, siempre aprendiendo de los mejores.
Exploro la estética, las emociones y la memoria desde la autenticidad y la energía de mi entorno.
Ya sea como Ton con el cine, smoked con la música o fummmmado con el diseño, cada identidad refleja una parte esencial de mí.
Además, disfruto especialmente del trabajo con los actores. Una de mis mayores pasiones es la interpretación, estudio en l'Estudi Laura Jou y he hecho teatro varios años de mi vida. Es por eso que he hecho de coach en varios cortos de compañeros, porque creo firmemente que como director es fundamental entender cómo piensa y cómo siente un actor, y tener recursos para guiar a cada uno según su forma de trabajar.
Como director, me mueven las ganas de ponerle forma a mis pensamientos, para que otra gente pueda vivirlos y sentirlos.
Para mí, dirigir no es solo contar historias, es crear atmósferas, personajes y mundos que reflejen cómo entiendo la vida. Es una manera de convertir sensaciones en imágenes.
Quiero que, aunque sea durante unos minutos, alguien se vea reflejado, cuestionado o sacudido por lo que está viendo. Que se lleve algo. Que piense, que recuerde, que sienta. Porque en el fondo, eso es lo que me impulsa: hacer cine no solo para ser entendido, sino para ser sentido.
Soy una persona profundamente artística. Me gusta investigar, probar cosas nuevas, cruzar disciplinas y buscar siempre mi manera personal de hacer las cosas.
Tengo un sentido crítico muy marcado: hago las cosas por un motivo, con reflexión detrás. Me gusta informarme, cuestionar lo que me rodea y no me rijo por las normas del sistema si no las comparto.
Cuando algo no me convence, lo digo, lo pienso y lo debato. Y todo esto me lleva a querer hacerlo diferente, a darle cuatro vueltas a las ideas y aportar siempre mi propio sello.
No estoy aquí para estar. He venido para dejar huella.